EntreTmas Revista Digital tiene en esta oportunidad el agrado de acercarlos al poeta y cantautor argentino Martín Pucheta.
¿Quién es Martín Pucheta? ¡Vaya a saber! Por momentos anda en poeta, por otros, en compositor de canciones y cantante, trabaja de profesor de lengua literatura, dicta talleres de poesía, sigue jugando al fútbol…¿Es lo que es? ¿Es Legión? Por lo visto, es alguien con un cuerpo reidor o riente, atento a la gracia y la sorpresa de las palabras, que tal vez debería llamarse Martín Puchiste o Martín Puchero. Tengo un texto donde pruebo decir: Yo no soy una persona, soy un vivo personar (...) Sólo tengo un porvenir cuando siento un pordecir. Algo de esa “risonancia”, de ese “pordecir” parece moverme y conmoverme, despabilarme, ponerme al trabajo, a la escucha, en estado de escritura y reescritura, que es una forma especial de búsqueda y de diálogo, con uno y con otros, ¿no?
Una editorial de Gualeguaychú llamada Palo Santo, acaba de editar y publicar mi último poemario que se titula Yoeta. Este libro comparte algunos rasgos con libros anteriores como Superjardín, Matota (que también tiene una reedición de Palo Santo) y Aerolinda; por ejemplo, cierto élan humorístico, de la mano de un lenguaje lúdico que en muchos algunos momentos pone a vibrar la morfología de las palabras derivando en neologismos. En Yoeta, de hecho, hay un poema que se titula “Se agirondan, se ahuidobran, se aquevedan”, que versiona el Espantapájaros 12 de Girondo que, a su vez, tiene un antecedente claro en un fragmento de Quevedo (“se majan, se machucan, se martillan”). Hallar ese antecedente me activó para hacer mi versión, una versión, digamos, “a la entrerriana”. Estos cuatros libros mencionados contienen, en su mayoría, poemas amorosos.
Después, me gustaría mencionar la reedición de dos libros en uno que hizo en 2020 la editorial sanjuanina ‘elandamio’: río raíz/podría haber sido un haiku. río raíz es un poemario que escribí en 2012 y Podría haber sido un haiku es de 2014, ambos circularon, en principio, en plaquetas de edición artesanal.
El primero contiene poemas escritos, diría, más desde el silencio, o en sus orillas, son más contemplativos, incluso más “haikuseros” por momentos, tal vez los versitos más delicados que he escrito. En el segundo ya hay algo más urbano, más bárbaro, también más irónico, a veces parto de anécdotas familiares o sucesos en la calle, en bicicleta, en el auto, en las plazas de Gualeguaychú. Incluso tomé hechos históricos de mi ciudad, como el cobarde tiroteo de la llamada Liga Patriótica desde el campanario de la Catedral sobre una marcha pacífica de obreros el 1° de Mayo de 1921, en los poemas “De lo alto vinieron” y “Macedonia”. Hay una exploración de formas y extensiones, que es un poco lo que marca el título. Hay, por ejemplo, un soneto (que dediqué a Ilya Prigogine) sobre el físico austríaco Boltzmann que lleva de título la fórmula de la Entropía que imprimieron en la lápida de su tumba: S = k. log W . Bueno, un poema, por lo menos en su estado germinal, también es una zona de contingencias y probabilidades. Otro poema, que dediqué a uno de mis maestros, el poeta Miguel Ángel Federik, finaliza con versos que se inspiran en palabras de Prigogine: el poema -como el tiempo- empieza a ver/ lejos del equilibrio.
Creo que no en vano mencioné lo de las reediciones. Cada reedición es una oportunidad para revisar, corregir, retocar los textos, o modificar a partir de lo que uno recoge en recitales, talleres, rondas de lectura, que siempre son instancias en las que los textos se ponen a prueba y pueden crecer, fortalecerse, o darte la pauta de que tal vez algo falta, o sobra. Cuando lees para otro, frente a otro, es como si se formara una cámara de resonancia que te permite detectar lo que no funciona. Y otra cosa, que otros te propongan una reedición es una alegría, ya que, al parecer, tus poemas, o algunos de ellos, empiezan a arreglárselas solitos. Tranströmer tiene un texto muy lindo donde dice: “fantástico sentir cómo crece el poema/mientras yo me encojo”, para concluir: “Me desplaza. / Me arroja del nido. / El poema está listo”.
En el 2022 formé mi nueva banda de rock, llamada Sauce Thénon. Es una de mis mayores alegrías, ya que estoy con grandes músicos que, a la vez, son grandes amigos: Damián en el bajo, Giordi en la bata, Tati en el piano. Me emociona ver cómo han crecido las canciones a partir de la sensibilidad de cada uno de ellos, de su buen gusto para tocar, de la creatividad de sus arreglos. Actualmente estamos grabando 8 canciones que esperamos estén listas para fin de este año, principios del que viene. Estoy realmente muy contento con el proceso, viene linda la cosa.
En lo que hace al ámbito de la poesía, tengo material dando vueltas para trabajar, revisar, ampliar, borradores, series que seguramente puedan terminar en libro, pero bueno… todo en estado germinal, digamos. Tela para cortar hay.
En el ámbito de la enseñanza y la transmisión, además de mi trabajo diario como docente de Lengua y Literatura en la escuela secundaria, relancé este año mi taller de poesía personalizado, en el que acompaño procesos de escritura.
También estoy participando de un cartel de psicoanálisis centrado en el concepto de Interpretación y, dentro de este, en los “efectos de significación vacía”. Para pensar esto, Lacan se sirve de la poesía de Dante, cierta poesía china y el chiste. Creo que el cartel me va a servir para mantener en estado de brasa muchas intuiciones, impresiones, ocurrencias y hebras ensayísticas vinculadas a la poesía, a su lectura y su escritura, y, sobre todo, para ponerlas al trabajo de la mano de las resonancias con el psicoanálisis, que es algo en lo que vengo metido ya hace unos años.
IG: @martinelpuche y @saucethenon
Poema
YOETA
es que ando muy yoeta, sabés
y necesito otrearme un poco
te parece entuyarme un rato
envosearme sin más
tu charla me orea
me vueloempoza lindo
a la luz de mi sombra
habría que decir tu escucharla
y ahí mis palabras en un ténder
de barrancas y el espíritu
en sábana al aire
prendida de los pájaros
el alma a secas
y ahí sí
me animo a escribir
con la tinta de mi pulpo
y escribir es inyectarse
del propio veneno
con la dosis de un trazo
es que ando muy yooso
parayoico en demasía
y quería otrearme un poco
demasiado enyoado
demasiado ampuyoso anquiyosado
demasiado inmiscuido en mis cuitas
al punto que me ahogo
en el vaso del mí
y una gota me rebalsa
esa
que no cae
nunca
maldito
yoseído en demasía
pero si vos me entuyás
si me das con tu siasmo
me corta, viste
me circuita
y no es
que santo remedio y ya está
pero tu te enclítico afloja
el yo encarnado
en el verbo
esa carga
esa cruz
y mirá, sabés qué
venía bien mi soledad
la sentía poblada
pero se fue ensimismando
por miedo, no sé, por yohibición
y se volvió yoledad
y se enjoyó
y se rayó sin rallar
y hasta yovía en vez de llover
mirá, ya escribirte
me entimismó
me envoscuró un cachito
me quedo por acá
por si querés otrear un toque
unir de lejos los vasos vacíos
con el hilo que cortamos del yoyó
y llenarlos de oído y de voz
de patio a patio
de un árbol al otro
por esta medianera de cielo
o su aujerito
o su ladrillo suelto
por este horizonte
filamento
que prende aún
esta luz
de distancia
estamos en contacto
tuyo
quien escribe
(De Yoeta)
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