En esta ocasión, EntreTmas Revista Digital se complace en acercarlos al trabajo literario de la poeta chiapaneca Matza Maranto, en "Platicando con...".
Yo creo que esa respuesta – quién es Matza Maranto – es un diálogo constante conmigo misma. Es una respuesta que puede ser cambiante, pero ahora yo puedo decir con firmeza que Matza Maranto es una apasionada de la vida, sobre todo es una apasionada de la literatura y la escritura. Es una apasionada de los trayectos que permiten observar con detenimiento la complejidad del ser humano, y eso tiene que ver mucho con la pasión. Para mí la pasión ha sido un motor que desencadena todas las cosas que realizo en la vida, tiene que ver con el acto mismo de vivir. Yo no concibo cosas tan sencillas o básicas como el trabajo, como el amor mismo, sin este factor. A mí las cosas me tienen que apasionar, si no es mejor que no existan.
De la mano de la poesía
Yo escribo poesía y ensayo. La manera de acercarme a la literatura, desde un inicio, ha sido porque me considero lectora. Mi acercamiento a la escritura siempre fue mediante la lectura. Mi primer contacto con la literatura fue a través de los cantos y la música. Aprendí, desde muy niña, un poema de José Martí y tiempo después llegué a Alfonso Reyes, a través de aquel famoso poema, "Sol de Monterrey". Recuerdo estos textos con mucho aprecio, pues fueron mi primera impresión de la poesía.
Mi trabajo poético llega tiempo más tarde. Mi primera publicación la hice a los 23 años. Antes de eso ya había asistido a talleres literarios que enriquecieron mi formación. Mi primer libro se llamó Atajos para llegar a nadie, fue publicado por la Secretaría de Educación de Chiapas. Los Atajos tienen una particularidad, porque yo no estaba muy animada a publicar. Y entonces, una gran amiga, una poeta que yo admiro muchísimo, la maestra Elva Macías, se tomó la amabilidad de leer esos poemas. Así pues, ese primer libro es una selección que ella hizo, que pudimos hacer a la par. Fue una edición de tiraje corto.
Después, publico una plaquette que se llama Peldaños, en la Universidad de Sonora. Lanzaron una convocatoria, participé, era para los invitados a un encuentro literario y conseguí la publicación. Peldaños es un poema largo. Después de eso, viene otro libro que a mí me gustó mucho porque reúne textos de diferentes etapas, de Atajos para llegar a nadie, de Peldaños y textos sueltos que tenía. Este título es una especie de antología que se llama Trozos de azogue, la cual fue publicada por el editor y poeta Carlos Aguasaco, en Nueva York. Esta publicación fue para mí una suerte de corte de lo que yo quería hacer en ese momento.
En ese entonces ya estudiaba el posgrado, a la par de los procesos creativos; escribir poesía, para mí, significaba eso. Decido hacer una breve pausa y buscar otras vías en la escritura. Así se da Ajedrecístico, como resultado de una beca del Programa de Estímulo a la Creación Artística (PECDA), en Chiapas. Me divertí muchísimo al escribirlo; es un texto que me gustó mucho porque tengo un dibujo de cada poema, es una cosa muy extraña, pero me ayudó mucho a poder concluirlo. Fue un libro que me divirtió y, sobre todo, fue plantearme una propia búsqueda en la poesía. Yo intento escribir una poesía breve, me gusta la poesía breve, me gusta la poesía que pueda sintetizar y es en Ajedrecístico donde intento hacerlo.
Después de este título, cambio de ciudad de residencia y por diversos sucesos me involucro en varias lecturas, entre ellas el Libro de Job. A partir de ello escribo mi último libro publicado, La felicidad era un pequeño trozo de mármol. Este título fue editado por Los Libros del Perro Editorial, que dirige la poeta Zel Cabrera. Si bien en algunos momentos habla de Job, también habla de un duelo y de lo que queda al finalizar el mismo. Es un trabajo que intenté hacer sumamente a conciencia.
La felicidad… es uno de los libros que más he querido y que ha pasado por una etapa muy peculiar, porque justamente cuando se publica yo asumo la dirección del Consejo Estatal para las Culturas y las artes de Chiapas (Coneculta Chiapas), y mi labor como funcionaria pública no me permite darle la promoción debida, lo cual haré después, pero verlo impreso para mí fue cerrar un ciclo.
Por último, recientemente terminé un libro, el cual versa en torno a uno de los temas que más me apasionan: los barcos y la piratería. Este libro no está publicado todavía, habla justamente del pirata inglés Edward Teach, más conocido como Barbanegra, y de su gran barco, el Queen Anne’s Revenge, “La Venganza de la Reina Ana”.
La escritura, un intento por domesticar la memoria
Algo que me ha gustado en lo último que he escrito, y en lo que escribo actualmente también, es que no hay un tiempo definido, es decir, he publicado y he escrito como yo lo considero necesario, no soy una poeta que publique con mucha frecuencia. Escribo todos los días, escribo por una manía que tengo, pero no publico todos los días, ni tampoco escribo un poema todos los días; escribo, sí, todos los días, pero no escribo necesariamente poemas.
Soy una poeta, de alguna manera, lenta; no publico con mucha frecuencia. Creo que cada vez que me planteo un libro es como una especie de incubación. Trato de buscar un hilo conductor. Quizás el libro se puede hacer en uno o dos meses, pero el tema lleva mucho tiempo en que lo pueda digerir, en que lo pueda tratar, que lo pueda reflexionar.
Yo soy, por así decirlo, una poeta que siempre está elaborando listas. Yo hago listas para todo: listas de los pendientes del trabajo, listas de los pendientes de la casa, listas de los temas que me gustan en la poesía, listas de las cosas a diario que me provocan ciertas sensaciones.
Las listas también me han ayudado mucho, es una manera de poder domesticar la memoria y de poder enfocarla a lo que uno está o lo que uno quiere hacer. Mi trabajo creativo, mi proceso, va un poco de esa manera. No soy una poeta que escriba de noche, al contrario, creo que soy una poeta que escribe todo el tiempo de día, trato que mis actividades sean de día.
No tengo un ritual en sí para escribir, quizá en ocasiones lo hago de manera inconsciente. Con mi proceso creativo pasa algo muy particular: yo escribo todavía a mano y siempre escribo con lápiz, cuando escribo poesía siempre lo hago con lápiz, y eso es algo que me da cierta libertad y comodidad a la hora de la escritura. Aún cargo cuadernos tal vez por una cuestión “romántica”. Me pasa lo mismo con los libros digitales, no suelo leer libros en formato digital, quizás por dispersión y también, por qué no decirlo, una forma de romanticismo. Creo que lo mismo me pasa con la hoja y el lápiz, son parte de mi trabajo creativo.
Me considero una poeta que siempre busca estar bien emocionalmente cuando escribe. Muy pocas veces he escrito libros estando en depresión, o pasando por un proceso muy triste. Para mí dar lugar a los sentimientos viene mucho después, pero trato de sentir con intensidad. Y si bien las palabras ayudan para poder aflorar esos sentimientos, no lo hago con ese pretexto. Si bien, al final desembocan en la escritura, es mucho después, cuando le doy un tratamiento formal para que sea el libro.
Los días por venir, bajo el cielo de Coita
Ahora mismo estoy a cargo del Consejo Estatal para las culturas y las artes de Chiapas, labor que yo podría definir como sumamente divertida, pues me permitió encontrar muchas vías de conocimiento. Uno no termina, en un puesto así, de conocer las diferentes posturas de la gestión cultural, las diferentes formas de hacer gestión cultural y también creo que esto me llevó a un diálogo interno, porque yo también en algún momento observaba cosas de la institución que a veces decía por qué se hacen así, las cuestionaba.
Cuando uno está en este tipo de cargos te das cuenta pues que todo lleva un proceso, y este proceso tiene que ver con algo más profundo que tal vez es el sistema económico, el sistema administrativo en fin, pero ha sido una labor que, a mi parecer, ha sido muy noble, si bien la literatura en Chiapas es muy amplia me da mucho gusto que estando aquí pude conocer a una amplia gama de jóvenes que están escribiendo, que están pintando, que están danzando, que están haciendo música, están haciendo teatro, que están escribiendo dramaturgia, y que son voces muy jóvenes y eso es algo que me da mucho gusto.
Hemos tratado de crear espacios en donde ellos tengan un lugar digno para poder expresarse, por ejemplo, se creó el Festival Emergente para jóvenes, el cual está vinculado con el arte urbano, y que pues de alguna manera ayuda a que podamos ver las demás expresiones culturales.
Fueron cuatro años muy intensos. Una vez culminada esta encomienda, realmente quiero dedicarme a escribir, a leer todo lo que no pude leer, aunque realmente la lectura, en este tránsito al frente de esta institución, fue una especie de oasis, pero también una especie de tabla de salvación, porque la literatura también ayuda para ampliar los horizontes, para ver las cuestiones humanas de una manera mucho más amplia, mucho más profunda y sobre todo mucho más sensible.
Después de esto quiero dedicarme a escribir y poder seguir con esta labor de gestora cultural. También comprendí en este ámbito que hay muchas cosas por hacer, muchas cosas que me gustaría hacer, tengo de manera personal un proyecto de fomento a la lectura infantil que quiero desarrollar en mi pueblo, Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas, un pueblo de grandes artistas.
Quisiera trabajar justamente esto en la ciudad de donde soy y, sobre todo, porque aquí es donde han transcurrido mis primeras lecturas y hacer ahora mis grandes lecturas, justamente, bajo el cielo de Coita.
Poemas
El cielo tiene la fragilidad de pájaro: a la puesta de sol, se inclinan nuestras plegarias, cada pan lo invita a nuestra mesa. Nuestro padre dice que poseemos su gracia, pero en nuestras manos sólo se observa el transcurrir del tiempo. El cielo tiene la fragilidad de un pájaro, nada podemos hacer para predecir su vuelo.
De La felicidad era un pequeño trozo de mármol
Daguerrotipo
Yo, sin ojos, te miro transparente.
Antonio Gamoneda
Abro la galería y el pie de foto indica:
tarde de junio.
Un disparo que no da en el blanco,
puntero a la nada.
El hilo que nos dibuja se sostiene con la fe.
La imagen es nítida como un aguacero.
Lo sabemos:
Llegamos aquí vestidos de vacío,
no teníamos qué perder
y ello nos arrojó a lo inevitable.
En la fotografía
sostengo tu brazo firme a mi respiración.
El silencio es la felicidad que nos habita.
Domingo de junio.
Ahí estábamos
tú sumergido en la embriaguez del verano,
yo, sosteniendo una verdad a trozos.
Tarde de junio
No hubo asiento de café
que advirtiera quiénes éramos,
Junio
La tarde era el páramo que fundábamos.
Tu amor es la lanza que atraviesa al animal que huye.
Es junio
y somos la fisura del cristal.
Fotografía de junio:
tu existencia nació antes de la imagen.
Enfoca
Capturamos la nada.
コメント