Para EntreTmas Revista Digital es una satisfacción presentarles en “Platicando con…" a la escritora cubana Odette Alonso.
Foto del banner: Pascual Borzelli Iglesias
¿Quién es Odette Alonso? Difícil pregunta. ¡Qué voy a saber yo quién es ésa! Muchas veces he pensado que son dos personas distintas: una, esa tipaza simpática y buena onda que va como flotando por los pasillos de las ferias, abrazando a medio mundo y adueñándose de presentaciones y foros; la otra, yo, que le escribo los libros y me paso meses, a veces años, buscando el verso perfecto y la exacta sonoridad. Además, le maquilo sus planes de promoción, le sugiero temas para lucirse en sus redes… o sea, soy su publirrelacionista y su esclava. Creo que incluso hay una tercera: la que no para de inventar y organizar eventos y proyectos literarios, como obsesa. Al final, esas tres se juntan y arman un rompecabezas extraño y loco que suele responder al nombre de Odette Alonso.
Hace 35 años se publicó mi primer libro de poesía en Santiago de Cuba. A partir de entonces no he dejado de escribir y de publicar, a veces más de un libro al año. Algunos han tenido la suerte de ganar premiecitos, como Insomnios en la noche del espejo (Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 1999), Old Music Island (Premio de Poesía LGBTTTI Zacatecas 2017) y Últimos días de un país (Premio Clemencia Isaura de Poesía 2019). Cuando llegué a México sentí la necesidad de escribir narrativa y surgieron dos libros de cuentos (Con la boca abierta y Hotel Pánico) y una novela (Espejo de tres cuerpos), todos disponibles en Amazon, en versiones actualizadas, digitales o impresas.
Las antologías siempre me han parecido importantes y necesarias para dejar registro de determinados temas y panoramas, y es por ello que he trabajado en algunas: Antología de la poesía cubana del exilio (2011), la primera que reunió poemas de más de cien compatriotas; Género y sus perspectivas (2022), que es el resultado de un ciclo de charlas que organicé durante años en las librerías de la UNAM, y Versas y diversas. Muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea, cuyo trabajo de edición compartí con Paulina Rojas Sánchez.
También durante años escribí regularmente en dos blogs: Parque del Ajedrez y Sáficas, que todavía pueden consultarse en línea.
Organicé durante 14 años un ciclo Escritoras Latinoamericanas en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de la Ciudad de México, al que la pandemia puso fin. Pero desde la pasada edición de la Feria, Paulina Rojas y yo estamos coordinando el ciclo Bulevar Arcoíris, homónimo del proyecto que fundamos para trabajar en la visibilización del arte y la cultura de la diversidad sexogenérica; el de la próxima feria estará dedicado a la literatura lésbica. Desde esa misma plataforma, estamos haciendo cada mes una peña artística en coordinación con la librería El Último Encuentro, en el centro cultural Cántaro del barrio de Mixcoac.
En lo personal, acabo de ganarme una beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México para escribir un libro sobre la literatura lésbica mexicana, en eso me ocuparé durante los próximos tres años, además de seguir trabajando en mi obra literaria y narrativa, organizando cosas y volviendo loca a mi mujer que ya no sabe cómo aquietar mi espíritu indetenible.
Les comparto uno de los poemas de mi libro más reciente: Lo que transcurre, publicado hace unos pocos meses por Ediciones Furtivas en Miami.
CARRUSEL DE INVIERNO
Hundo el puñal en la estatua de hielo.
No hay frío en el tambor
ni en la brisa de la tarde.
El frío va por dentro
imaginando un viaje
los labios del deseo
esa suerte del náufrago.
Una moneda gira entre mis dedos
siento en mi boca ese licor dulzón.
Arde el licor como tarde de agosto
lentamente se desliza
río de lava.
Armo a retazos la frase que no digo
la ruta de la sangre sobre la piel blanquísima
y el vello imperceptible que la cubre.
El frío va por dentro pero el licor alivia
y el golpe en el tambor
rotundo
repetido
es fuerza bruta
llamado original.
En las habitaciones se sirven las meriendas
pozuelos llenos del elíxir de la uva
que atizan el calor bajo el estómago.
El dedo que dibuja las siluetas
acaba descubriendo el origen del mundo.
Se derrama el sudor
sabores que la lengua paladea
grito en sordina y carcajada.
El tambor hace lo suyo
ya no hay frío.
Pudiera ser feliz en esta orilla
el tiempo es fiel
limpia la cama
azules los azules.
El sol hace brillar el mar como un incendio.
Un sendero de luz
teje su red entre las calles
llega a mis pies
expulsa del dolor las rosas muertas.
Es el terco egoísmo de la felicidad.
Pasean en el parque los andantes
caliente el paso y calientes las bocas
que sedientas
persiguen el frescor de la cebada.
Sudan los cuerpos en frenética danza
y suda el mar sobre las pieles
sobre el cuero del tambor
sobre las manos callosas que lo tocan.
El néctar en sus labios vuelve a la tarde tibia.
Primero fue tu vientre
un pasillo de hotel
el golpe de la sangre.
Primero fue el espasmo
una lluvia de alfileres en tu boca.
Se detuvo la noche al pie de la ventana
una flecha de luz la hizo pedazos.
Fui el aliento en tu espalda
la bruma en tu mirada
una fruta madura abriéndome en tus dedos.
El tambor redoblaba como un fuego de azogue.
Entonces fui feliz
salí a las calles de esa ciudad
donde no había nadie a quien decirle adiós.
Echaba pólvora a la rosa de los vientos
y escuchaba el bramido de las aguas.
Cantaba como todos
y bebía ese turbio destilado de agave.
Era feliz como un ahogado
como un náufrago
como el humo de un vapor en alta mar.
Agazapado tras el manto de la bruma
llega el amanecer
la arena hace montículos que el viento desperdiga.
Todo adiós es el mismo
repetido
la isla que se hunde
el beso ajeno.
Una gota de tiempo se pierde entre mis ojos
calla el tambor
queda la música flotando sobre el mar.
Hermosa Tina. Gran ser, gran poeta.