Para EntreTmas Revista Digital es un gusto, en esta ocasión, compartir una breve mirada al trabajo y producción literaria de la escritora argentina Marinés Scelta, y acercarnos un poco, desde sus propias palabras, a su quehacer como profesora, escritora y tallerista.
Qué pregunta tan difícil para comenzar saber quién es Marinés Scelta. No sé si yo sé esa respuesta, en verdad. Tengo la certeza de que soy junto con lo que cambia, e incluso, de que ser ya es una condición que me enfrenta a lo que no es (entonces, puedo decir que no soy indiferente al sufrimiento de les otres, que soy una pregunta constante y una preocupación por el presente que, en su lado más crudo, tiene la forma de la violencia a nuestros cuerpos, pero también al mundo que es con nosotres). Ese ser algo y no ser lo otro, también me enfrenta a lo que ha dejado de ser, y así soy el agradecimiento por la fortuna de contarme todavía entre les que estamos, que no es más que pura suerte. Y me pregunto si soy tan digna de honrar a les que no han podido seguir estando, tantos y tantas compañeras que han perecido incluso a manos de hermanos y hermanas, pero también en la vida, en lo que empuja por seguir vivo a pesar de todo eso. Eso tiene que ver también con mi historia personal, el lugar en el que vivo y las circunstancias que estamos atravesando en mi país, Argentina.
Trabajo junto a un colectivo de poetas mujeres, el Colectivo Write like a girl, sobre la escritura colectiva, es decir, sobre la obra que prescinde del concepto de autor, esa historia de patriarcado que nos han sabido construir incluso sobre el arte de nuestras escrituras. Lo colectivo contempla la pérdida de la identidad individual, escribió Barthes. Allí hay una pérdida del cuerpo, como la primera identidad que escribe. Y al hacerlo, comienza la muerte de esa autoría. En lo colectivo, hemos dejado de buscar la explicación de la obra en una sola voz, porque entendemos que todas las voces son – somos- parte de una herencia.
Nos interesa, además, divulgar y hacer circular escrituras emergentes, sobre todo de mujeres y disidencias (que por tanto tiempo tuvimos sesgado el campo de difusión de nuestros trabajos). Concebimos al colectivo, además, como un espacio de encuentro, de cierto cobijo. Cuando nosotras empezamos a escribir y a difundir nuestros textos no tuvimos esa contención, si se quiere. Nos parece desde ese punto de vista vital reunirnos y entender que desde los feminismos estamos planteando otros modos de ser y relacionarnos, que nada tiene que ver con el egoísmo y los círculos cerrados en los que muches no teníamos voz.
Acaba de salir en Ecuador, gracias al trabajo bellísimo que lleva adelante El Ángel Editor, mi último libro, Así ha de ser la ausencia. Es un libro que vio la luz allí, gracias al Premio Internacional de Poesía “Ana María Iza”, ya que fue mención de honor en el año 2022. Por otra parte, es un libro que quiero mucho, que es muy personal, porque habla en primera persona de mi historia familiar y las postales junto a las que crecí, es decir, los espacios que me habitaron en la infancia y que luego me dieron la fuerza para transitar periodos muy duros de mi vida. Es un libro muy primera persona, diría yo, a contramano de otras estéticas que he visitado con anterioridad.
Estoy escribiendo siempre, claro, hay nuevos proyectos dando vueltas, nuevas publicaciones, que espero se concreten este nuevo año. Entre ellos, la publicación de El oficio equivocado, por la editorial tucumana Falta Envido, una editorial hermosa del norte de mi país que llevan incansablemente adelante, y a pesar de todas las adversidades, Zaida Kasaab y Daniel Ocaranza.
Por otra parte, en relación a la propuesta que les comentaba antes del Colectivo Write like a girl, estamos escribiendo textos en relación a las experiencias de los cuerpos atravesados por los espacios, los hogareños, pero también cómo eso se relaciona con los espacios del afuera. Es un proyecto que nos tiene muy entusiasmadas y que tiene como premisa hacer aún más papable esta experiencia de lo personal como político.
Les comparto un poema de Así ha de ser la ausencia:
Por la noche la casa resguarda
el único color sobre la estepa
afuera hay otro mundo
y allí no somos más que los recién llegados
en el vuelo de las lechuzas
la helada comienza a caer invisible
sobre lo que queda de calor en los objetos
la felicidad supo tener siempre
esas formas olvidadas en el aire
lo que se vuelve tan sereno que asfixia
quien no tiene cuidado puede apagarse
extinto en el último chirrido de los animales
como quien resbala desde el borde
lo que todavía
puede ser algún contorno
nos abrimos paso apenas con lo que pudimos
por entre lo espeso de la tristeza
cañaverales al costado del zanjón
que antes supo regar
atrás han quedado las langostas
entre las espinas de los retortuños
su crujir el de una pérdida
algo a punto de rasgarse sin más
así es como se hace un paisaje en el invierno
pensamos
ese ritmo de lo que apenas escuchamos uno del otro
cuando calla al fin lo que dejamos a la suerte del frío
la esperanza tiene el tamaño de un pichón.
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