Muestra de Orestes González
La casa de Julio (Julio’s House)
Por: Jacqueline Herranz Brooks
Tal como es
Finalmente pude hablar por teléfono con el fotógrafo cubanoamericano Orestes González a principios de agosto de este año, 2024. Nos conocimos el verano del año pasado en la residencia para artistas de la organización cultural TransborderArt en Governor’s Island, Nueva York. Orestes estaba haciendo retratos de artistas residentes y de visitantes también. Andaba con una cámara, pero noté que tomaba fotos con su teléfono celular. Hablamos en el portal de la casa-estudio-galería en la isla y desde entonces habíamos planeado mil citas, pero no logramos coincidir hasta ahora, un año después. Orestes González, entre otros proyectos, ha estado retratando colegas y amigos en el jardín de su casa, en Long Island City, Queens, y ahora está promocionando su nuevo fotolibro titulado Habanero. “Porque aunque soy de La Habana, ya hace 55 años que no vivo en Cuba", me dijo Orestes por teléfono cuando finalmente logramos hablar.
Orestes nació en La Habana y cuando tenía 4 años, en 1961, su familia se mudó a Miami. Allí comenzó su primer año escolar y al ganar una beca años más tarde fue a estudiar arquitectura en Texas. Finalmente se mudó a Nueva York en 1986, durante los años duros de la epidemia del SIDA en la ciudad y el inicio de la más intensa gentrificación de la zona baja de Manhattan. Pensé que entonces ya Orestes no era habanero, y al asegurarme que sí lo era, me dio risa que se sorprendiera en uno de sus viajes de ver cómo los habaneros iban por las calles polvorientas de la ciudad, a pie y en transporte público, balanceando un cake en la mano porque los habían distribuido, pero no había dónde llevárselo.
"La Habana está tan metida en mí", siguió Orestes, "es parte mía y con este fotolibro quisiera romper los estereotipos que veo en cada catálogo de fotografías de Cuba: colores sobresaturados, carros viejos americanos, viejas caseras fumando tabaco... no! Busco un lente diferente y este libro es todo black and white Street photography, fotos en la calle y en blanco y negro".
"Viajé a Cuba 3 veces. La última vez fue para la exhibición del proyecto Julio’s House (La casa de Julio) en La fábrica de arte cubano, en La Habana. En ese ínterin siempre estaba tomando fotografías en la calle y usaba mi cámara grandota, mi Nikon D800, pero esta última vez que fui a La Habana, pues siempre dejaba la cámara grandota en mi cuarto y salía con mi iPhone 14. Y sabes que salieron más espontáneas que las que he tomado con la Nikon. De estas visitas salieron las fotos para Habanero".
Pero antes de nuestra conversación, mientras esperaba para hablar con Orestes yo iba repasando las imágenes del proyecto que me fascina, el fotolibro La casa de Julio (Julio’s House, KGProjects, 2017). Este es el proyecto del que quería que Orestes me contara.
La casa de Julio (Julio’s House, 2017) incluye las imágenes que Orestes González tomó en Miami, en La Pequeña Habana, en la casa de uno de sus familiares fallecidos, Julio. El breve ensayo personal me interesaba y el proyecto tenía tanta resonancia no solo por ser cubana de la diáspora, pensé, sino por ser, también como el tío Julio, la rara, la queer que sale de Cuba y aún sufre rechazo debido a la homofobia de nuestras culturas.
El fotolibro La casa de Julio (Julio's House) es una obra que desafía las convenciones de la fotografía documental, pues a diferencia de muchos proyectos documentales que implican una planificación meticulosa y el uso de equipos sofisticados de iluminación, Orestes opta por una aproximación espontánea, utilizando solo la luz natural disponible en el momento. Su estilo, que él denomina “naturalista”, aporta autenticidad y frescura a las imágenes, alejándose de la producción pulida y controlada común en el género.
En este recuento, a través de una serie de imágenes íntimas y honestas, Orestes nos invita a adentrarnos en la vida de su tío Julio, un hombre queer cuya existencia es revelada con sensibilidad y respeto. Las fotografías, capturadas en un solo día con luz natural y sin manipulación, reflejan la capacidad del artista para encontrar belleza y significado en lo cotidiano. Su enfoque “as is”, "tal como es", logra transmitir la autenticidad del espacio y la historia personal que encierran las paredes de esta casa llena y vacía. Las imágenes de interiores, que cargadas de elementos nos hacen pensar en el estilo del llamado barroco criollo, se presentan con una naturalidad que evoca la esencia misma de la memoria y el legado familiar. La casa de Julio (Julio’s House) es un testimonio visual conmovedor y una necesaria reflexión crítica sobre la identidad, la familia y los silencios que aún habitan en la diáspora cubana.
"Cuando descubrí este mundo de Julio", me contó Orestes González, "yo entré en esa casa sólo pensando que iba a ayudar a mi tía a organizar sus cosas y a quedarme con sus álbumes fotográficos, pero viendo esta oportunidad, volví corriendo a mi casa y busqué mi Nikon y ahí solamente con esa cámara, abriendo las puertas, abriendo las persianas de las ventanas, dejé que entrara la luz que había en ese momento. Así que puedo decir que hago mi obra con lo que encuentre disponible, a la mano. Nada fue planeado ni dispuesto ni manipulado (todo 'as is'), todo fue tal y como estaba y como lo encontré, incluyendo la luz. Y ese es mi estilo, el de hacer las cosas de la forma más 'naturalista' posible".
"Esa experiencia fortuita en casa de Julio fue como un milagro que ocurrió en una tarde. Todos los dioses estaban aliados y a mi favor. Yo estaba en Miami en aquel momento, pues ya no vivía en la Florida sino en Nueva York y coincidió que mi tía me llamara, la hermana de Julio, y me dijera: 'Tío Julio murió, ¿quieres pasar por su casa?', y yo afortunadamente estaba allá con mi cámara. Yo lo hice porque quería pasar tiempo con mi tía, pues yo me identificaba mucho con ella. Fue la primera persona con la que pude hablar abiertamente y salir del clóset. Recuerdo que ella se encargó de decírselo a mis padres la próxima noche, con una botella de vino de por medio, mientras yo, encerrado en el cuarto, me moría de miedo".
"Yo había crecido escuchando de tío Julio como un hombre raro, ‘el pájaro‘ de la familia, y yo me sentía gay, pero estaba en el clóset, así que yo también participé de la marginación y del rechazo hacia la identidad sexual de Julio y por eso nunca lo conocí. Ahora estaba con su hermana, mi tía cercana, en su casa, en el barrio de La Pequeña Habana, en Miami. Estaba en su espacio privado adonde había ido simplemente para llevarme sus álbumes de fotos que me había ofrecido mi tía".
"Yo sabía que Julio había salido primero que el resto de la familia a los Estados Unidos, pero lo que no sabía es que con su trabajo de mesero en hoteles en Miami Beach y haciendo mil maromas, se las arregló para sacar uno por uno a todos los miembros más cercanos de su familia. Así que ´la pájara´ se me transformó en ´el macho de la película´. Y con esa valiosa información tomé las imágenes de esos espacios tan barrocos y privados de mi tío Julio, donde vivió su vida rodeado de amigos".
Comencé a despedirme y Orestes se sorprendió de que termináramos de hablar tan rápido. Tengo que anotar todo esto antes de que se me olvide, le dije antes de colgar. Por eso Orestes cuando me mandó su banco de imágenes me escribió en el email esta nota:
Déjame reiterar algunos puntos, Jacqueline:
1) Julio’s House no fue un proyecto planeado (la suerte y circunstancias me lo dieron)
2) usé luz encontrada ...ningún equipo de luz
3) solo mi cámara (Nikon D800) y lente (30-70mm)
4) las escenas las tomé como las encontré (no set-up )
5) muy poco "post production" --- slight color correction only
6) lo hice en 2 horas
Para ver el trabajo de Oreste González, visita su página
Biografía
Orestes González
Fotógrafo radicado en Nueva York cuyo trabajo documenta cuestiones de la memoria y el impacto causado por el tiempo, la política, la tecnología y las fuerzas económicas. Su proyecto La casa de Julio (Julio’s House) es una exploración profunda de la historia de su tío, un héroe familiar gay, que captura la vida y los cambios en su hogar a lo largo de los años, y revela las capas de identidad, familia y resistencia en el contexto cubanoamericano.